Los niños han alcanzado la cima de la montaña, y descubren que se encuentran en una isla perdida en medio del océano, por lo que no pueden salir de allí. Mientras tanto, Leomon, un poderoso digimon justiciero que quiere acabar con los engranes negros, es atacado y poseído por Devimon, el más malvado de todos los digimons, que con su poder lo convierte en su esclavo. Éste ordena que junto con Ogremon (el enemigo de Leomon desde siempre), destruya a los “niños elegidos”. Cuando bajan por la montaña, Leomon y Ogremon les tienden una emboscada y están rodeados. Todos los digimons digievolucionan para proteger a los niños y, como tienen superioridad numérica, consiguen mantenerlos a raya. Pero cuando están a punto de derrotarlos, Devimon deja caer unas rocas por la ladera y los digimons deben destruirlas para evitar que caigan sobre ellos; los digimons malvados han desaparecido. Cansados y hambrientos, los niños y sus digimons encuentran una gran casa donde hay comida, baños y cómodas camas para pasar la noche. Pero mientras duermen, Tai y Agumon son atacados por Ogremon. Entonces Devimon aparece y muestra que la casa era una alucinación para atraparlos, y el baño y todo lo que comieron no era real. Ningún digimon puede digievolucionar porque están agotados. Cuando Leomon está por matar a Tai, su digivice comienza a brillar, provocando que Leomon despierte de su trance y luche contra Ogremon. Devimon divide la isla en trozos y hace que los demás niños salgan volando y se separen en distintas direcciones, mientras Leomon ayuda a Tai y Agumon a escapar en el último momento.