
El presidente de la Compañía Mujina, Najimu Mujina, no es originalmente un adulto, ni posee un intelecto de genio: es una niña muy ordinaria de 5 años. Seguido por su secretaria indulgente y talentosa, un oficinista de nacionalidad desconocida y un empleado que hace el papel de hombre recto, el presidente sale al mundo todos los días.