Desde su lecho de muerte, el Hero-King Inglis, el caballero divino y maestro de todo lo que estudia, contempla el imperio que construyó con su poderosa mano. Habiendo dedicado su vida a la administración del estado y al bienestar de sus súbditos, su único deseo insatisfecho es vivir de nuevo, esta vez para sí mismo: una vida de guerrero a la que se dedicó antes de su ascenso al poder.
Su diosa protectora, Alistia, escucha su petición y le sonríe, arrojando su alma al futuro lejano. Las diosas actúan de forma misteriosa: no sólo Inglis es ahora la hija de una familia noble menor, sino que en su primera ceremonia de mayoría de edad, a los 6 años, es declarada no apta para iniciar su carrera de caballero.
Sin embargo, para una dama de la ambición de Inglis, esto no es tanto un contratiempo como el reto para el que ha nacido. “No es la sangre que corre por tus venas lo que hace a un caballero; ¡es la sangre que derramas en el campo de batalla!” Se abre el telón de la leyenda de una extraordinaria dama escudera renacida para dominar la espada.