Kame Sen’nin despierta a los niños a las 4:30 de la madrugada para el primer día de entrenamiento. Comienzan repartiendo leche a pie, recorriendo kilómetros alrededor de la isla, incluyendo subir montañas, atravesar acantilados, cruzar desiertos y ser perseguidos por dinosaurios; al volver a casa el anciano maestro anuncia que el entrenamiento de madrugada ha terminado y es hora de iniciar con el entrenamiento de la mañana.