El pueblo de Jiiha es uno de los tantos pueblos subterráneos que hay en el mundo. Muchos de sus habitantes se dedican a excavar con sus taladros, expandiendo horizontalmente el territorio del pueblo, ya que desde hace mucho tiempo, existe una prohibición por la cual nadie puede subir a la “superficie”. Simon es uno de esos excavadores que, un día, mientras realiza su trabajo, descubre algo excepcional que le conducirá a vivir una nueva vida más allá de Jiiha. Animado por su compañero Kamina, se despedirán para siempre de su pueblo natal y descubrirán un mundo nuevo donde el único límite que existe por encima de ellos es el gran cielo azul.